Son varios los motivos que pueden hacer que el nervio dental se haya visto afectado profundamente. Los más comunes son:
La endodoncia es la única solución para conseguir salvar el diente cuyo nervio se ha visto afectado. Gracias a la endodoncia es posible conservar el diente natural, evitando la extracción de la pieza dental y el proceso posterior para reemplazarlo.
Lo primero que hay que aclarar es que cada caso es diferente, pudiendo variar los síntomas de una persona a otra. Sin embargo, los síntomas más frecuentes que todos los pacientes que necesitan una endodoncia comparten son: dolor intenso e hipersensibilidad al frío y/o al calor.
En ocasiones, la persona puede no presentar síntomas y es el propio dentista el que identifica la necesidad de una endodoncia al analizar las condiciones dentales del paciente.
Las recomendaciones respecto a los cuidados previos a la endodoncia son muy básicas. Es aconsejable que duermas bien la noche anterior, sobre todo si tienes miedo al dentista, pues la falta de sueño favorece la aparición de estrés y ansiedad. Además, es conveniente comer algo en las horas previas al tratamiento, pues el efecto de la anestesia y la mayor sensibilidad dental tras la intervención, hacen que puedas tener alguna dificultad para comer en las horas posteriores a la endodoncia.
La duración del tratamiento de endodoncia depende de tus condiciones dentales. El especialista dental analizará tu estructura dental con el objetivo de determinar si vas a necesitar una sesión o varias. En condiciones normales, se trata de un tratamiento rápido, que se desarrolla en una sola sesión. En función de la complejidad técnica del caso es posible que aumente el número de sesiones.
Si tienes miedo al dentista, debes estar tranquilo, pues la endodoncia es un tratamiento totalmente indoloro. Se realiza bajo anestesia local, por lo que no notarás molestia alguna durante la intervención.
En los días posteriores a la intervención, es posible que tengas alguna dolencia como consecuencia de la inflamación de los tejidos que rodean al diente. Se trata de unas molestias llevaderas que te permitirán hacer tu vida con normalidad. Además, el odontólogo te recomendará alguna medicación para reducir las molestias en caso de que sea necesario.
Tras realizar una endodoncia, los dientes que han sufrido la extracción de la pulpa dental no tienen por qué ser más débiles. Si la restauración de la pieza dental se ha llevado a cabo de forma adecuada y acudes regularmente al dentista, el diente se mantendrá en buen estado. En ocasiones, se puede colocar una corona artificial para garantizar la eficacia de la función masticatoria y la mayor durabilidad del diente.
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Los días siguientes a los de la intervención, debes tener un cuidado especial de tu estructura dental. La principal recomendación es que evites, en la medida de lo posible, masticar por el lado del diente tratado, además de no ingerir alimentos duros ni pegajosos.
El diente tratado se comporta igual que los demás dientes, por lo que, si las labores de higiene son las adecuadas y visitas al dentista con regularidad para evitar futuras complicaciones, el diente sometido a la endodoncia puede durar para siempre. La pieza dental restaurada no requiere ningún cuidado especial.
El porcentaje de éxito del tratamiento de endodoncia es aproximadamente del 95%, lo que supone una tasa de garantía.